Finalizaba el mes de Agosto, sentía la necesidad de visitar un lugar próximo a mí, algo en mi interior me empujaba a viajar a lugares que vivieron mis antepasados.
Era un día soleado, cuando emprendimos camino de Retamar hacia los Albaricoques, el paisaje era completamente distinto al de antaño, donde había campos de cultivo de trigo ahora invernaderos, desaparecen las chumberas e higueras del camino, antes solía caminar con mi abuela por aquellos lugares..
El Cerro Blanco está ahí, majestuoso, frente a los Albaricoques, como una unión entre pueblo y naturaleza,con sus algibes, caminos pedregosos entre pitas, olivos, pencas y balates, nos ofrecen pasado y presente de un pueblo con unas personas y con unas tradiciones propias.
Pasados los Albaricoques, se llega al Campillo de Doña Francisca, me entristece ver la casa de la entrada, casi en el suelo, allí vivían mis tías, recuerdo los suculentos desayunos, siempre me ofrecian un par de huevos fritos con tajas de lomo de la matanza y chorizo. Los recuerdos se agolpaban en mi mente, sobre mi familia que ya no está, pero las vivencias se entremezclan en las distintas épocas pasadas.Esas personas agricultores, ganaderos y mineros con sus vidas, sus historias, su manera de vivir la vida en los sesenta, setenta...Con una pureza de existencia de vivir el entorno mas próximo, anclados en el pasado, pero siempre con respeto a esa Naturaleza que para ellos era su vida.
Después del Campillo, (cinco a diez minutos en coche), llegamos al Cortijo El Fraile.
¡Qué tristeza! Está casi en el suelo, abandonado, las paredes y techumbre se están cayendo, la capilla, torre e interior, todo muy deteriorado.
Desde aquí insto a quien corresponda que sea reformado y convertido en un lugar donde podamos visitarlo y recordar su historia ya que fue el punto de partida de inspiración de la obra de Federico Garcia Lorca de Bodas de Sangre y de Carmen de Burgos en su obra Puñal de claveles
Siempre que puedo lo visito, ya que es un lugar que a mi particularmente me inspira paz y mirando hacia el horizonte creo estar viviendo en ese pasado.
En el tiempo de mi visita pasaron turistas italianos y franceses. Merece la pena ir allí, visitar sus campos, abrazar el ambiente que lo rodea, recordar la historia.
Dedicado a todos aquellos que luchamos porque el Cortijo el Fraile, se reconstruya y acondicione, para que sea un lugar de encuentro cultural y social, donde se pueda representar la obra de Lorca y de autores almerienses y cualquier otro tipo de actividad donde los ciudadanos podamos vivir unos momentos de esparcimiento en este paraje próximo al Parque Natural del Cabo de Gata-Nijar
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