A veces me pongo a pensar sobre la utilidad de estos días de enero, la sociedad de consumo que padecemos a la cual estamos de una forma u otra sometidos, pero indudablemente estamos aquí y por ello tiene sus particularidades que a veces nos resultan irrisorias.
Esta mañana mismo voy como todo el mundo a comprar un regalo de Reyes para mi sobrina, entro en una tienda de articulos variados, compro el regalo y tres o cuatro detalles más, y me regalan por gastarme unos noventa euros, un cazo y una tetera de loza, al principio pensé mira que bien., conforme iba caminando por la calle ¿que hago con un cazo que no me vale para la vitro? ¿y con la tetera? pues se la regalo a mi suegra, entonces mi mujer me dice: ¡ De eso nada! ¿Donde va mi madre a guardar todo eso? A tener mas cosas por medio ¡ni hablar!
De aquí deduzco el tipo de regalos que hacemos en estos días:
Juguetes a los niños, que al principio les agradan, pero que después son los padres los que se dedican a jugar con ellos y a veces se tiran toda una mañana para saber su funcionamiento. Aunque ahora con la wii esas estan todo el día niños y padre pegados a la tele y la madre encargándose de hacer la comida o liando regalos que el niño a desenvuelto porque son para sus primos o sus titos.
El caso de los regalos de ropa es punto y aparte, primero si te está bien te puedes dar con un canto en los dientes, pero si está pequeño o grande, te encuentras con la alegría de ir al día siguiente a cambiarla o meterla para unos cuantos años en el armario y despues llevar a cáritas. Podrías llevarla en ese mismo instante y alguien la estrenaría.
Pero a veces pienso que la ropa es algo personal, aunque para asegurarse con las tallas te regalan unos cuantos calcetines, las clásicas bufandas de los mercadillos y algunos que otros calzoncillos o bragas, que personalmente a mi me dan pataillas no se donde...
Aburrido de dar vueltas y no saber que regalar te decides por un perfume o colonia mejor dicho, las perfumerías están llenas de todo tipo de estuches con cajas de todos los tamaños y de colonias asequibles que siempre al principio huelen a alcohol, al rato huelen a melón, jazmin, pomelo y al final no te huelen a nada. Llegas tan contento que el que la recibe le pueda gustar y te dicen con cara de sorpresa que está bien, pero su interior te dice ¡vaya tío rácano! la asquerosidad de colonia que me ha largado, esta no se la doy ni a mi perro.
Resulta que los regalos nunca vienen a gusto de todos, pero hay algo que a todos nos gusta y es el dinero, es poderoso caballero don dinero, pero no a todo el mundo le agrada porque la mayoría decimos:
¡PODRÍA HABER SIDO MÁS ESPLENDIDO!
Esta mañana mismo voy como todo el mundo a comprar un regalo de Reyes para mi sobrina, entro en una tienda de articulos variados, compro el regalo y tres o cuatro detalles más, y me regalan por gastarme unos noventa euros, un cazo y una tetera de loza, al principio pensé mira que bien., conforme iba caminando por la calle ¿que hago con un cazo que no me vale para la vitro? ¿y con la tetera? pues se la regalo a mi suegra, entonces mi mujer me dice: ¡ De eso nada! ¿Donde va mi madre a guardar todo eso? A tener mas cosas por medio ¡ni hablar!
De aquí deduzco el tipo de regalos que hacemos en estos días:
Juguetes a los niños, que al principio les agradan, pero que después son los padres los que se dedican a jugar con ellos y a veces se tiran toda una mañana para saber su funcionamiento. Aunque ahora con la wii esas estan todo el día niños y padre pegados a la tele y la madre encargándose de hacer la comida o liando regalos que el niño a desenvuelto porque son para sus primos o sus titos.
El caso de los regalos de ropa es punto y aparte, primero si te está bien te puedes dar con un canto en los dientes, pero si está pequeño o grande, te encuentras con la alegría de ir al día siguiente a cambiarla o meterla para unos cuantos años en el armario y despues llevar a cáritas. Podrías llevarla en ese mismo instante y alguien la estrenaría.
Pero a veces pienso que la ropa es algo personal, aunque para asegurarse con las tallas te regalan unos cuantos calcetines, las clásicas bufandas de los mercadillos y algunos que otros calzoncillos o bragas, que personalmente a mi me dan pataillas no se donde...
Aburrido de dar vueltas y no saber que regalar te decides por un perfume o colonia mejor dicho, las perfumerías están llenas de todo tipo de estuches con cajas de todos los tamaños y de colonias asequibles que siempre al principio huelen a alcohol, al rato huelen a melón, jazmin, pomelo y al final no te huelen a nada. Llegas tan contento que el que la recibe le pueda gustar y te dicen con cara de sorpresa que está bien, pero su interior te dice ¡vaya tío rácano! la asquerosidad de colonia que me ha largado, esta no se la doy ni a mi perro.
Resulta que los regalos nunca vienen a gusto de todos, pero hay algo que a todos nos gusta y es el dinero, es poderoso caballero don dinero, pero no a todo el mundo le agrada porque la mayoría decimos:
¡PODRÍA HABER SIDO MÁS ESPLENDIDO!
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