Este Cristo barrialtero que procesionaba en los años sesenta, durante el sábado de Pasión, los vecinos del barrio le seguiamos desde que partia de la iglesia de San José, llevado en andas por los mayores y jóvenes, los niños íbamos delante o detrás, pero siempre en silencio, escuchando al párroco las distintas estaciones donde se hacia las oraciones respectivas, catorce estaciones en este caso. Vamos cantando con devoción y respeto al cristo.
En las últimas estaciones de penitencia los niños nos íbamos corriendo a coger sitio en la iglesia para celebrar la misa de Pascua de Resurrección que tenía un evangelio que era toda la vida de Jesús.
Cuando era pequeño como terminaba tarde no era la primera vez que me dormía a los pies del Cristo.
Desde aqui escribo mi poema a mi Cristo del Perdón
A mi Cristo barrialtero
que paseó antaño
por encrucijadas calles
caminando entre
gente pobre,humilde.
No pedían nada
solo tu amor
en nuestra devoción
viviamos tu pasión.
Tu peregrinar el pueblo
siempre quiso soñar
en la amistad,
la caridad y esperanza
de un futuro mejor.
Ayer, hoy y mañana
tu silencio mudo solo silencio
donde tronar de tambores
pedimos un mundo en paz.
esas cuatro llamas
que iluminan tu paso
luz viva de guia espiritual
de tu viacrucis del perdón
ilumines nuestra vida
a ser guias en penitencia
a una sociedad inconexa
donde solo busca el materialismo
del mundo que le rodea.
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